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Cría de gusanos de seda

La suavidad de cada retazo de seda es el resultado de un sorprendente proceso de gestación, nacimiento, mudas y metamorfosis del Bombyx mori, único ser sobre la tierra capaz de producir los finos hilos de la seda.

Durante muchos años, los chinos lograron conservar el secreto de la producción de la seda por medio de medidas sumamente drásticas, aplicaban hasta la pena de muerte a quien se atreviera a sacar de su territorio huevecillos, gusanos o mariposas de la especie.

El recurso natural y que se encuentra disponible en la región pampeana es el suelo, de aceptable fertilidad, dada su composición, y favorecido por un clima de característica subtropicales, con un promedio de lluvia de que va de los 750-1000 mm anuales. Estas condiciones son óptimas para el crecimiento de la morera que se desarrolla con extraordinaria facilidad y es el alimento principal del gusano de seda. El clima es favorable para la cría de Gusanos de seda desde Marzo a Julio, lo que garantiza una ocupación permanente gran parte del año a los criadores que deseen encarar esta actividad de alta productividad y buenos niveles de rentabilidad como complemento de los ingresos familiares.

¿Qué es la Sericultura?

La sericicultura es la combinación de los cuidados del hombre y el trabajo de un gusano poseedor de la invaluable capacidad para producir, con sus glándulas salivosas, miles de metros del fínisimo hilo. Con él confecciona su capullo y se guarnece durante el proceso de metamorfosis que lo lleva a convertirse en una bella mariposa.

La sericicultura no necesita de mucha inversión ni fuerza física, pero sí de dedicación y cuidados de temperatura, humedad, tiempo y limpieza de los animalitos y de la morera. Esta planta les proporciona el alimento durante su corta vida y les aporta el almidón que transforman en una hebra, que puede alcanzar los 1 500 metros de longitud en cada capullo. Sin embargo, 500 metros de hebra apenas alcanzan a pesar 130 miligramos de seda; por lo que cada metro, convertido en miligramo, resulta ser sumamente caro en valor monetario y en esfuerzo.

La seda es un producto natural que reúne características únicas, y el hombre, inútilmente, ha intentado obtenerla a través de métodos artificiales e industriales. Los japoneses encontraron la manera de disolverla para rehacer nuevamente la hebra, pero su descubrimiento no sirvió de nada. También se han logrado producir delicadas hebras a base de gelatina, algo resistentes al insolubilizarlas con formol, pero se encontró que al contacto con el agua, se hinchaban y perdían toda forma corporal.

En Europa, después de mucho experimentar con vidrio, se logró obtener una estopa de finas hebras pero inconsistentes. Finalmente, después de tanto buscar, se encontraron hebras de características delgadas y brillantes, a las que se les llamó sedas artificiales, como la artisela, la sedalina y el rayón. Ninguna de ellas ha logrado obtener la resistencia del hilo del Bombyx mori, que es de 8 gramos, peso que puede soportar antes de romperse; tampoco igualan su elasticidad, ya que un metro logra estirarse hasta 10 centímetros más, sin romperse; y, desde luego, no han superado su consistencia, duración ni finura.

La seda tiene, además, la cualidad de conservar el calor natural, mientras que las imitaciones, por ser un producto sintético, son sumamente frías. Entre su larga lista de atributos, hay que agregar la enorme capacidad de absorción para el agua, los gases y los colorantes; y para cerrar con broche de oro, basta decir que es un magnífico material para aislar los alambres de metal.

Ante la magnificencia de sus creación, sólo nos resta colaborar con ella y aceptar la sentencia: "Imposible igualar a la naturaleza".

Un poco de historia.

El Bombyx mori o gusano de seda, es originario de China. Los historiadores chinos indican como fecha del comienzo de la sericicultura 3 400 años antes de nuestra era. La emperatriz Sihing-Chi, esposa del emperador Housan-Si, quien reinó por el año 2650 a.C., propagó esta industria entre la casta noble del imperio. Se consideraba entonces como un arte santo y sagrado, reservado únicamente a las damas de la corte y la alta aristocracia. A su muerte, se le erigieron templos y altares como "la genio de los gusanos de seda".

Desde el alba de su civilización, los chinos tuvieron a la sericicultura y el tejido de la seda como la principal fuente de su riqueza. Los primeros emperadores ordenaron la propagación de esta actividad y, a menudo, dictaban decretos y órdenes para proteger y recordar a la corte sus obligaciones y atenciones con la sericicultura.

La sericicultura llegó a Japón 600 años antes de nuestra era, y más tarde, se extendió hacia la India y Persia. Durante el siglo segundo, la reina Semíramis, después de una "guerra feliz", obtuvo toda clase de obsequios del emperador chino, quien le envió navíos cargados de sederías, gusanos, y hombres expertos en la materia. Desde entonces Japón extendió en todo su territorio la sericicultura, al grado de que llegó a considerarse que la seda poseía poderes divinos. La historia registra el momento en que el gobierno intervino, en nombre de la economía nacional, porque todos los campesinos querían dedicarse a esta actividad, olvidándose de las otras ramas de la agricultura.

Por el año 550 d.C., unos misioneros griegos llegaron a predicar el cristianismo a Persia, donde conocieron los procedimientos para la crianza del gusano y la producción de la seda. En el hueco de los bastones, los monjes introdujeron semillas de morera y huevecillos, logrando así sacar la especie hacia su territorio. De Grecia la sericicultura se extendió a los países de Asia y África del Norte; más tarde llegó a Europa, donde Italia, Francia y España, obtuvieron excelentes resultados, y a quienes se les reconoce, hasta la fecha la finura de sus sedas.

Aspectos técnicos.

Ciclo biológico

El gusano de la morera es un Lepidoptero cuyo nombre técnico es Bombix mori Linn. Dicho insecto se caracteriza, fundamentalmente, por elaborar una fibra única, muy utilizada en la industria textil; la explotación comercial de estos gusanos se denomina sericicultura (o sericultura de cuyas cualidades le hablamos al comienzo del artículo).

El ciclo evolutivo del gusano de seda dura, aproximadamente, 60 días y comprende nacimiento, desarrollo de la larva, capullaje (metamorfosis), salida del capullo (mariposas), acoplamiento, puesta de huevos y muerte.

De acuerdo con la cantidad de ciclos evolutivos cumplidos a lo largo del año, estos insectos se clasifican en diferentes tipos de razas o grupos biológicos.

Los monovoltinos son los tipos raciales que cumplen anualmente un único ciclo completo. Cumplida la vida activa de la mariposa, los huevos puestos por ella entran en un período de hibernación natural de alrededor de 300 días.

Los bivoltinos son las razas que completan dos vueltas o ciclos evolutivos al año (en dos generaciones). Los huevos puestos en el primer ciclo nacen a los 10 días y los colocados por estos últimos entran en receso durante los 235 días restantes.

Una vez en manos del productor, la activación de los huevos se logra exponiéndolos a una temperatura de incubación de 15 grados el primer día, 20 grados el segundo y 25 grados los días que quedan hasta el nacimiento (que se produce dentro de los 14 días siguientes). La fecha de activación debe coincidir con el brote primaveral de las moreras, ya que sus hojas servirán de alimento a las larvas.

Cuando la mariposa hembra pone 1 huevecillos o semillas del gusano, enseguida e irremediablemente muere. El macho tiene, a veces, algunos días más de vida. Los huevecillos pueden alcanzar un tamaño de un milímetro, su pequeñez es tal que un gramo contiene de mil a 1,500 semillas fértiles. La cáscara del huevecillo está formada por una membrana de materia quitinosa, perforada en toda su superficie de canales microscópicos que permiten la respiración del embrión. Durante este periodo, conocido como incubación, el huevecillo se mantiene a una temperatura promedio de 25ºC. El proceso de gestación dura alrededor de quince días. La proximidad del nacimiento se indica con un cambio del color de la cáscara, que pasa de gris oscuro al claro.

Al nacer, el gusanito tiene tres milímetros de largo, por uno de grueso, y emite su primer hilito de seda para suspenderse y aislarse de la cáscara. Desde ese momento su naturaleza lo llevará a comer, por lo que debe existir siempre suficiente hoja de morera, que será su alimento durante las cinco facetas de su vida. Desde entonces se les procura también con la temperatura, que debe girar en los 20ºC, sin variaciones, para que las larvas maduren en un lapso de 25 días.

La vida del gusano se transforma a través de varias metamorfosis o mudas. Al sexto día de nacido cesa de comer, levanta la cabeza y se queda en esa posición por 24 horas. La piel del gusano se rasga longitudinalmente por la cabeza y por esta hendidura sale la larva, abandonando su piel anterior. Esta muda se repite en tres ocasiones más y el gusano opera una renovación de todos sus órganos. El proceso se realiza tres veces.

A los 25 días, la larva ha alcanzado una longitud de ocho centímetros, pues cada dos días duplica su volumen y peso. Se le notan doce anillos, sin contar la cabeza, y tiene la forma de un cilindro alargado que parece a punto de estallar. Al término de la quinta edad, parece no satisfacer su apetito y es cuando evacua gran cantidad de excremento líquido, lo cual indica que pronto iniciará la confección de su capullo.

Lo inimitable de sus cualidades fisiológicas comienza cuando come y convierte su alimento en seda. Justo abajo del labio inferior, se sitúa la trompa de seda o hilera, que es el orificio por donde sale la hebra de seda. Al deglutir, el alimento pasa por el esófago y recibe el líquido secretado por las glándulas salivales. Después, este mismo líquido viscoso transforma en dextrina el almidón de las hojas de la morera y el líquido alcalino secretario por el estómago continúa la digestión y la asimilación. Las glándulas sedosas, donde se acumula la seda, tienen la forma de dos tubos alargados y brillantes, situados debajo del tubo digestivo, y se unen de modo que de la hilera sólo sale un diminuto hilito de seda.

Instalaciones

La cría del gusano de seda se realiza bajo techo, en galpones especialmente acondicionados, ya que en su evolución, en poder del hombre (domesticación) dependen absolutamente de los cuidados que le brinda el sericicultor. Una vez que nacen las larvas son colocadas en bandejas especialmente acondicionadas que por lo general, están confeccionadas con cartón corrugado nuevo o usado (libres de productos químicos) o con entretejidos de cañas huecas. Las bandejas, a su vez, se pueden acomodar en estanterías para aprovechar mejor el espacio. Alimentación

El alimento natural de los gusanos de seda son las hojas de la morera (Morera morus y Morera nigra). Durante los primeros dos estadios de las larvas convienen seleccionar las hojas más tiernas de la planta (cogollos) y picarlas en tira: angulares para lograr un mejor aprovechamiento.

La cantidad de hojas de morera que consume cada larva no representa mayor problema, excepto en la quinta edad, cuando el apetito del gusano es insaciable. Para una cría de 25 gramos de huevecillos, cantidad adecuada para un criadero rural, son necesarios un total de 786 kilogramos de hoja para toda la crianza. Tradicionalmente la sericicultura ha sido considerada una actividad del todo hogareña, porque sus cuidados no necesitan de mayor fuerza y los pueden realizar niños, mujeres y ancianos. Las tierras más propicias para la crianza son aquellas que se encuentran en regiones cálidas tropicales, con una altitud por abajo de los 100 metros, aunque en las regiones frías también se puede obtener, pero no de la misma calidad.

El alimento será consumido por las larvitas en la medida que el mismo se encuentre fresco y turgente. Una vez marchito habrá que cambiar la comida. A partir del tercer estadío (segunda muda: las larvas son capaces de comer hojas enteras, y durante la quinta etapa se les proveen ramitas enteras de morera.

La acumulación de residuos en las bandejas de crianza (hojas marchitas y excretas de las larvas) hace necesario proceder a quitar los mismos, ya que su permanencia constituiría un posible foco infeccioso. El cambio de las bandejas y su limpieza se conoce como deslechado o cambio de cama.

Esta operación consiste en aprovechar la voracidad de las larvas, colocando sobre la bandeja vieja la cama a renovar, separadas por un papel perforado o una tela tramada plástica. Esta red permite el paso de las larvas hacia el alimento fresco y el fácil traslado de la cama a una bandeja limpia y desinfectada. A los contenedores usados se los recicla limpiándolos y desinfectándolos con productos químicos y rayos de sol.

El contenido de la cama que se retira puede ser usado como forraje para rumiantes, no rumiantes o enmienda orgánica para suelos. Hacia el final de la quinta etapa o estadío larvas (aproximadamente a los 35 días) se debe construir un bosque artificial para que los gusanos puedan ascender con facilidad a tejer el capullo. Para ello se pueden utilizar filamentos plásticos, espigas de sorgo de escoba o ramitas de distinta procedencia.

Estos bosques se colocan alrededor de las bandejas de crianza permitiendo continuar con la alimentación por el tiempo que sea necesario. La construcción de los capullos demora entre 3 y 4 días. Una vez finalizada, en el interior del mismo el gusano realiza su metamorfosis pasando del estado de larva al de crisálida. Esto ocurre entre los 20 y 25 días de haber culminado el tejido de los capullos, momento en el que emerge la mariposa. Inmediatamente después de salidas del capullo, las mariposas se encuentran en condiciones de realizar la copula, que tarda alrededor de 24 horas.

Luego de ello, las hembras comienzan a deponer los huevos, que paulatinamente pasan de un color amarillento claro a otro de color marrón. Un capullo está constituido fundamentalmente por tres partes o componentes: un tejido de seda muy laxo, conocido con el nombre de "borra", que sirve de soporte del capullo al bosque y que se vende como seda de segunda calidad; el capullo propiamente dicho, constituido por la secreción continua de seda en un solo hilo de 800 a 1.400 metros de largo y, en el interior, restos de borra interna junto al insecto en estado de crisálida o pupa.

Los capullos pueden ser vendidos a la industria manufacturera de dos maneras, como capullos frescos o verdes (sin que se haya matado al insecto), o bien, en estado de secos o muertos. Esta decisión incide en el precio de la venta. La muerte del insecto ubicado en el interior del capullo detiene el ciclo biológico y permite conservar fácilmente el producto a manufacturar.

La muerte o sofocado de los capullos puede realizarse por exceso de temperatura (mediante vapor de agua, autoclave o sol) o por la acción de agroquímicos (como el bromuro de metilo). Cualquiera sea la metodología adoptada para la muerte del gusano, la comercialización se realiza al peso.

El capullo es una envoltura que guarda la magia natural.

El hilito de seda sale de la hilerilla cubierto de “gres”, una especie de goma amarilla que, más tarde, se ablanda con el agua caliente, cuando se tratan de devanar los capullos.

Una vez que el gusano ha madurado o llegado al final de la quinta edad, busca un lugar seco y propicio para fabricar su capullo. Quienes los crían les colocan a su alcance un tejido de ramas secas bien des. infectadas, pues la limpieza es vital par, que los gusanos no se enfermen. Los gusanos trepan por el encabanado para formar una red irregular que está sujeta a las ramitas, entonces comienzan a tejer su prisión fabricando, alrededor suyo, una en. envoltura oval, dándole forma de "8" con los movimientos de la cabeza. Al cuarto día, el gusano ha terminado de vaciar sus glándulas sedosas y pasa a una etapa de sueño profundo.

La crisálida se transforma en mariposa al cabo de veinte días. Al salir, agujera el capullo, rompiendo los hilos de seda. El macho, entonces, busca pareja. Cuando encuentra a su hembra, fija sus ganchos copuladores en ella y el acoplamiento dura varias horas para lograr fecundar todos los huevecillos. Poco después de poner su producto, muere.

A partir del décimo día, los agricultores pueden desmontar las hojas y separar cada capullo, quitándole la borra y las impurezas. Hasta entonces, la crisálida sigue viva y en proceso de metamorfosis, por lo que es necesario interrumpirla a través de el "ahogado” con el vapor o con aire caliente. Inmediatamente después se procede al secado", que es igualmente importante para evitar cualquier residuo de humedad, ya que puede manchar los finos hilos, perdiéndose definitivamente el capullo. Una vez que ha concluido el secado, el capullo vuelve a tomar su forma corporal, con la misma finura pero sin vida.

Aquí concluye la actividad del agricultor, iniciándose entonces el trabajo de la industria textil. Para deshilar el capullo, que puede tener hasta 1 500 metros de hilo, se hacen macerar en agua caliente, una temperatura de 80 a 100 grados centígrados, para que se ablande y limpie de la goma o gres que lo acompaña. Al devanado simultáneo de varios capullos se le nombra seda cruda o en greña y, para lograr la uniformidad, es preciso unir varios hilos crudos y alimentarlos de tal manera que se puedan "torcer" para darles forma y facilidad de movimiento.

Después se cuecen los hilos con agua de jabón, para lograr desechar totalmente el gres que los envuelve. Tras el proceso aparece, finalmente la seda cocida, suave al tacto, flexible, blanca y brillante. Una alternativa de producción: Gusanos de seda transgénicos.

Nada podría gustarle más a los fabricantes de kimonos: gusanos de seda especializados en segregar fibras de colores novedosos y cualidades únicas. Atender tales demandas constituye uno de los objetivos de los expertos que han diseñado variedades transgénicas de dicho insecto; pero no el único: en el horizonte de la investigación figura también la creación de gusanos que secreten capullos ricos en proteínas terapéuticas.

Un gusano de seda transgénico no se diferencia de otro cualquiera más que en uno o unos genes ajenos insertados en su patrimonio genético. Pero esos pocos genes bastan para modificar la calidad de las fibras secretadas, según científicos japoneses, franceses y americanos, que han producido ejemplares viables de este insecto.

La transformación estable de la línea hereditaria de esta criatura, conocida científicamente por el nombre Bombyx mori L. , viene a sentar las bases de prometedoras aplicaciones en investigación básica y en biotecnología.

En concreto, la producción masiva de proteínas que llevan habitualmente a cabo las glándulas de esas orugas podrá explotarse para sintetizar sustancias de interés diagnóstico o terapéutico que se recogerán en la seda del capullo de los especímenes transgénicos.

Dichas expectativas carecerían de asidero de no existir gusanos capaces de transmitir sus nuevas cualidades genéticas a sus descendientes. Cumplir ese requisito ha sido el objetivo del mencionado equipo internacional, cuyos afanes fructificaron en la creación de un método de ingeniería genética apto para crear estirpes de gusanos con caracteres estables de una generación a la otra, según un artículo publicado en la edición de enero de la revista Nature Biotechnology.

Hasta ahora, esta modalidad técnica, la transgénesis, se limitaba a unos pocos animales de laboratorio (roedores, nemátodos, moscas de la fruta) y especies de corral (vacunos, bovinos, cabras).

Los investigadores mencionados han extendido su aplicación al gusano de seda, un insecto domesticado hace miles de años.

En este ocasión se le han introducido genes sin valor comercial en sí, pero de interés científico de cara a la demostración de la eficacia de la transgénesis.

Por tratarse de un insecto doméstico, totalmente dependiente del ser humano, los investigadores no se han planteado como problema a priori la cuestión de la diseminación en el medio ambiente de un organismo genéticamente modificado.

Tejidos de telaraña.

Meses atrás, un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Kioto (Japón), anunció haber creado un gusano transgénico productor de fibras fosforescentes de color verde, pero hasta hoy no han publicado los detalles de su trabajo.

Por lo pronto, el logro comunicado en Nature Biotechnology allana el camino a la creación de toda clase de variedades comerciales. Incluso podría llegarse a diseñar orugas portadoras de espidroína, la proteína responsable del ultrarresistente hilo de las arañas, con lo cual se dispondría de abundante materia prima para tejer paracaídas y chalecos anti-balas.

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